miércoles, 3 de septiembre de 2008


una pared larga, blanca, rugosa al tacto, una pared perfecta en dimensiones
una pared como debe ser una pared
la ventana, hueco al mundo, el ojo al mundo, una ventana perfecta en dimensiones
una ventana como debe ser una ventana
ahora los objetos: la mesa, la heladera, la cama, las sillas, sobre las sillas mi ropa, mis cosas; sobre la mesa mis papeles, desordenados, todos mis papeles desordenados; en la cama, el olor del sexo; en la heladera, los restos de algunas comidas, y de otras sin preparar, y de otras que nunca haré, porque el cansancio de las cosas, de los objetos, de lo que me rodea, me anula la destreza de hacer las cosas como deben hacerse
entonces camino
camino por la habitación
miro, larga y detenidamente, cada una de las cosas que llenan este espacio
y presiento que usar el verbo llenar no es arbitrario
las cosas llenan lugares
atraviesan los lugares
se comen a los lugares
llenan los huecos de las paredes, la visión de las ventanas, la superficie de las mesas, los asientos de las sillas, los estantes de las heladeras
y me canso
sencillamente me canso
de las cosas
de las paredes
de las ventanas
de las mesas
de la ausencia
me canso de la destreza para habitar las cosas
y me canso de los muchos mundos
que mueren
todos los días
ante las cosas
y ante mí